domingo, 12 de junio de 2011

MLC.

Estas son nuestras armas

Desde que comenzó este movimiento el 15 de Mayo he sentido la gran acogida que este ha tenido en la sociedad. Gente de muy diversos ámbitos, edades e ideologías han declarado que consideran lógica y respetable la indignación que demostramos. Sin embargo, en ese mismo apoyo, he visto también altas dosis de condescendencia. Hay quien nos mira casi con ternura, como cuando un niño afirma que "los árboles hablan, pero bajito" y le acariciamos la cabeza y sonreímos pensando "qué dulce ingenuidad, pobrecito de él cuando aprenda que los árboles no hablan".

Mucha gente dice que este es un movimiento razonable de defensa, pero que no tenemos ninguna propuesta realista; otros hablan del peligro de la llegada de una especie de Mesías o salvador que nos introduzca en una dictadura; hay quienes se quejan de que no sabemos lo que vale un peine y que no deberíamos jugar con fuego porque la poca libertad que ahora tenemos ha costado mucho conseguirla y podríamos perderla; y también algunos nos acusan de egocentrismo al autoproclamarnos la voz del pueblo... ¡Hasta mis padres! los que me han enseñado pensar y actuar como ahora lo hago, incluso ellos, me han confesado que tienen miedo; miedo a que el movimiento provoque el colapso, a que todo sea aún peor, miedo a perder... ¿A perder qué...?

"El movimiento implica peligro, pero el movimiento oportuno y consciente nos saca del peligro". Sin movimiento no hay cambio. Vivimos en un tiempo en el que al sentido común se le llama utopía...Y ahora digo con rotundidad que no queremos condescendencia, el niño al que acariciamos la cabeza es ingenuo pero conoce grandes verdades que aun no han sido sepultadas, "los árboles hablan bajito" y nosotros tenemos propuestas, y muchas: proponemos que los que nos gobiernen lo hagan desde el conocimiento profundo y el amor al ser humano ¡Sí! Estamos indignados y hablamos de amor. Proponemos que los bancos sean entidades encargas de administrar el dinero de manera justa y verdaderamente útil, que sirva a las necesidades reales de las personas y no al contrario. No esperamos a un salvador, nos hacemos cargo del cambio, trabajaremos con gusto para conseguirlo y actuaremos consecuentemente con él ¡Sí! Estamos cabreados y trabajamos con ilusión.

Puede ahora entiendan aún menos qué pretende este movimiento, pero lo cierto es que la respuesta es bien sencilla: esto es un MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN DE LA CONSCIENCIA, por eso no me ruborizo al decir que es un movimiento que representa la voz del pueblo, pues todos y cada uno de los habitantes de este mundo tienen derecho a ser conscientes de sí mismos. Lo único que debemos temer es que no nos dejen ser quien realmente somos, es decir, que nos nieguen la Libertad, pero la Libertad con mayúsculas, y no existe tal Libertad sin amor ni consciencia. Actuando de esta forma todo lo demás vendrá solo, como consecuencia lógica.

Trabajamos, gritamos, nos ilusionamos, cantamos, nos indignamos, nos formamos, amamos, actuamos... No estamos locos, sabemos lo que queremos.

Cora Cruz Arias, una esperanzada más

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