miércoles, 25 de mayo de 2011

#notenemosmiedo

#acampadatenerife

Nos criticarán por izquierda y derecha estos días, no lo duden. Unos nos acusarán de aburguesados infantiloides que juegan a la revolución y otros nos tacharán de peligrosos antisistema. No se extrañen: son todos estos años de apatía y resignación, de pensamiento único, que los han vuelto cínicos, frívolos y escépticos. Unos no aceptan que el cambio no haya llegado con sus ideas y otros simplemente no aceptan el cambio.

A los primeros les diría que se equivocan. A los segundos les diría que se equivocan también.

Piensen lo que piensen ambos, nosotros no hemos empezado esto. El sistema, por su propia naturaleza, ha empezado a destruirnos a nosotros y, por tanto, a sí mismo. Mejor, no hablemos de sistema: hablemos de un monstruo que ha escapado a nuestro control. Una serie de relaciones de poder y de dinero que han crecido más allá de nuestro control, más allá de toda codicia y de toda capacidad de predicción. Un monstruo que cada vez tiene más hambre, que come personas, que se come la Tierra…

No es la primera vez que este monstruo se nos va de las manos en la historia. Ni la segunda, ni la tercera. Pero sí es esta la primera vez que las personas que debían amansarlo no han hecho absolutamente nada a parte de ofrecernos en sacrificio. Nadie quiere (o puede) regular las operaciones financieras ni garantizar un mínimo de bienestar a lxs ciudadanxs para que se mantenga el nivel de consumo. Se acaba el petróleo. Todo se está precipitando y todavía hay quienes intentan fingir calma.

Nos está tocando pasarlo mal. Ahora, después de treinta años de neoliberalismo y de desmantelar nuestro futuro, el monstruo está dejando de enseñarnos la cara amable que nos mostraba en décadas anteriores, aunque en la mayor parte del mundo siempre fue una atroz criatura que atacaba de manera invisible.

Ya se ha salido a la calle a lo largo de ese tiempo en muchos países de Europa, se han hecho enormes huelgas que han intimidado a gobiernos, se han producido disturbios aterradores, han dimitido políticos… ¿Por qué entonces es interesante lo que ha pasado esta última semana en España? ¿Por qué somos noticia si los griegos llevan dos años luchando con uñas y dientes por sus derechos y su dignidad? ¿Qué ha conseguido el 15M? El 15M no ha producido ningún cambio político en España, nada más allá algún corte de calles.

Puede que con un frío análisis político no seamos capaces de ver qué significan los acontecimientos de estos días, pero como alguien que los ha vivido en primera persona, que ha compartido la experiencia con jóvenes y viejos, con personas con las que jamás pensé que podría tener algo en común, puedo decir que lo realmente grande de todo esto ha sido la ilusión. La ilusión de saber que tanta gente quiere lo mismo que tú sin parecerse a ti y saber que están dispuestxs a luchar por ello con todo el respeto y toda la rabia al mismo tiempo. La ilusión que hace nacer fácil la poesía de tus labios cada vez que miras hacia cualquier rincón. Yo, particularmente, no he parado de repetir la palabra “acojonante” y nunca la había usado en mi vida. Una vez he probado esa ilusión, estoy seguro de que estaré buscando sentirla el resto de mi vida y estoy seguro de que lxs demás también lo harán.

A algunos esto les sonará sentimental, a lírica de revolucionario principiante del tres al cuarto. A panfleto sesgado por la emoción del momento. Pero lo que no pueden negar es que la ilusión es el combustible de la revolución, del cambio hacia algo mejor, y que surge donde menos te lo esperas, cuando menos te lo esperas y de la manera más inesperada. Es algo bonito que me han enseñado sobre la ilusión.

Apenas hemos empezado. Hemos dado un primer paso y ni siquiera hemos aprendido a caminar, pero no me cabe duda de que vendrán otros y que los daremos con más gente, todos persiguiendo sentir ese algo otra vez.

Porque estamos hastiados, estamos ultrajados, estamos enfadados. Porque votar es lo menos importante de la democracia, porque es sólo un mecanismo para perseguir la justicia social, su verdadero fin, y por desgracia eso ya no lo tenemos. Porque todo se ha corrompido, todo se está pudriendo, porque ya no confiamos las reglas que hay, porque ellos no las respetan, porque ya no las sentimos nuestras. Porque nos lo quitan todo, nos lo roban todo: nuestro dinero, nuestra educación, nuestros derechos, nuestro futuro, nuestra dignidad, nuestros sueños.

Ladrones de mundos: jódanse porque tenemos esperanza. Hemos despertado, hemos descubierto qué es lo que merecemos y no tenemos miedo.

1 comentario:

  1. Magnífico post lleno de imagenes tan potentes como reales:

    "no hablemos de sistema: hablemos de un monstruo que ha escapado a nuestro control".

    "Pero lo que no pueden negar es que la ilusión es el combustible de la revolución, del cambio hacia algo mejor, y que surge donde menos te lo esperas, cuando menos te lo esperas y de la manera más inesperada. Es algo bonito que me han enseñado sobre la ilusión".

    Ánimo y adelante.

    Rafa.

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