sábado, 5 de marzo de 2011

arquitectura de sí.

En la puerta

Creo que hubo un momento en mi vida, aunque no fui consciente de él mientras sucedía, en el que entendí que la voluntad es una fuerza muy poderosa y que cualquiera es capaz de tener. Te vuelve capaz de cambiar el mundo por dentro y por fuera. Si algo de mí no me gustaba y me molestaba lo suficiente, era libre para luchar hasta cambiarlo. Si quería que mi vida fuese algo que no era, sólo tenía que esforzarme.
No es que haya descubierto América y hay pocas cosas que me molestan más que las frases hechas: "querer es poder". Sin embargo, lo que no te suelen decir es lo divertido que puede ser este proceso. Al fin y al cabo, sólo me poseo a mí mismo y saber que puedo darme forma es como ser artista y artesano de muchas cosas. Es un juego sin un segundo de descanso, es jugar a equilibrar la balanza buscando unidades de medida para la maldad, la bondad, la sinceridad, la mentira, el tiempo dedicado a descargar y visionar series de culto... Y cuando de verdad llega un momento en que no sabes qué hacer, recurres a la medida desesperada: te inventas. Perfecto.
Querer es poder si uno está dispuesto a pagar el precio por alcanzar lo que desea, es posible. La parte sobre la que nadie dijo nada es la de que querer y saber lo que se quiere. Eso es una incógnita.

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