martes, 22 de marzo de 2011

certeza radical.

En la larga lista de cosas que no soporto creo que una de las primeras es el argumento facilón (por muy aristotélico que sea) de que los extremos no son buenos y que hay que buscar el término medio. En otras palabras: el término "radical" se ha convertido más en un insulto que en un simple adjetivo descriptivo.
El otro lado
Como si el término medio no fuese algo completamente relativo y condicionado por nuestros actos, nuestros pensamientos y miles de años de historia. Nuestra realidad de hoy está llena de ideas que hace cincuenta años habrían sido calificadas como extremistas y carentes de todo sentido común. Y, sin embargo, hoy en día aún descalificamos con argumentos similares a chicas que se besan en una iglesia o al "hippy" (y lo entrecomillo por lo desvirtuado que está últimamente el término) que cree que todos podemos ser amigos y que hay que abrazar a los árboles. Nos creemos que el hecho de que una idea sea radical hace que pierda razón.
¿Entonces cuál es el término medio aquí? ¿La censura de según qué cosas? ¿Manifestarnos pacíficamente contra un montón de ladrones a los que no importamos absolutamente nada excepto cada cuatro años? ¿Matarnos a consumir lo que producen personas en semiesclavitud porque cometieron el error de nacer en el país equivocado? ¿Mentir? ¿Ocultar? ¿Salir a follar cada fin de semana con la esperanza de que tener éxito revalide nuestra autoestima? ¿Tener pareja por no estar solo? ¿Echar barriga? ¿Hacer daño a la gente, pero sólo a unos cuantos? ¿Creernos algo sin ser nada?
Ahora creo que estoy enfadado. Me voy a dormir.

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