viernes, 4 de marzo de 2011

Carnaval, Carnaval, dulce Carnaval

Pico del Inglés

Empiezan los Carnavales y, por tanto, comienzan las maniobras de evasión. Vale, seguramente es por prejuicio y por autocumplir la profecía, pero la ansiedad que me provoca estar allí abajo rodeado de personas drogadas que no dejan de decir tonterías, esa sensación de sordidez que colapsa mi sentido de la diversión y saber que no puedo regresar a casa fácilmente hace que disfrute más que nunca del placer de la insociabilidad.
Y lo mejor: con media isla en el círculo vicioso fiesta-resaca-fiesta tengo las carreteras para mí solo. Por eso me permito, con mayor placer que nunca, subir hasta el Pico del Inglés y señalar burlonamente a la ciudad que hay abajo jactándome: ¡ja! ¡gané!
Ah, y que sepan que disfrazarse cuando todo el mundo también lo hace es tan convencional que hace que disfrazarse pierda su significado.

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